Si nos dejamos afectar por todo lo que se nos presenta en la vida, nos sentiremos como si estuviéramos en una montaña rusa interminable. Pasaremos de las alturas del éxtasis a las profundidades de la desesperación y volveremos al éxtasis de un momento a otro.

Estas variaciones constantes a menudo llevan a una sensación de miedo, ansiedad y pánico, porque nunca sabemos qué pasará después. Con el tiempo, este estado de miedo y ansiedad se convierte en parte de nuestra naturaleza y no nos podemos relajar..

Ya que no parece que tengamos mucho control sobre los altibajos de la vida, ¿cómo podemos aprender a vivir una vida de paz y relajación?

En la vida, tenemos que recordar que todas las cosas son pasajeras.  Este conocimiento puede ayudarnos a mantener un sentido de equilibrio cuando nos enfrentamos a los altibajos de la vida. Cuando estamos demasiado eufóricos y felices, tenemos que recordar que las cosas no siempre serán así y no debemos decepcionarnos o deprimirnos cuando pasen esos momentos felices. Cuando nos deprimimos demasiado o nos sentimos desdichados, estas cuatro palabras pueden servirnos de recordatorio de que el dolor es sólo temporal y que los días felices volverán.

Podemos permanecer a flote a través de las tormentas y los días soleados de la vida encontrando el centro de calma. Podemos alcanzar este punto de calma a través de la meditación y la oración. Dentro de nosotros están todas las riquezas de la divinidad. No sólo somos el cuerpo y la mente, sino también el alma. El alma está llena de luz, amor y alegría. ¿Por qué? Porque está conectada todo el tiempo con la fuente de la divinidad, el Poder creativo, que es también toda la Luz, el amor y la alegría.

El Poder Creador y el alma son hechos de la misma esencia. Si pasamos algún tiempo a diario en el silencio de nuestra alma, estaremos conectados con un lugar de felicidad. Entonces las circunstancias externas de la vida no nos afectarán.

Dejaremos de preocuparnos por las etapas temporales de la vida. Podemos aprender a encontrar un centro inmóvil, lleno de paz y equilibrio, que nos proporcione una felicidad permanente a pesar de las variaciones externas de la vida.

La próxima vez que nos enfrentemos al dolor, recordar que todo pasará, nos ayudará a superar la incomodidad con más confianza y fe. Nos recordará que debemos encontrar nuestro centro de paz a través de la meditación.

La próxima vez que estemos en un estado de alegría, recordar la naturaleza transitoria de la vida nos ayudará a disfrutar de esos momentos y a no deprimirnos cuando terminen. Nos recordará que aunque esta alegría termine y llegue una dificultad, otros momentos de alegría volverán algún día. Nos recordará que debemos encontrar nuestro centro tranquilo de paz a través de la meditación, porque eso nos da una felicidad duradera.