A través de la meditación podemos aprovechar el poder de nuestra alma. Muchas personas viven sin darse cuenta de su poder. Todos los tesoros como el conocimiento, el amor, la intrepidez, la conexión y la felicidad residen en nuestro ser más profundo.

El alma es fuente de tremenda sabiduría, amor y poder, sin embargo, seguimos ignorándola porque actualmente estamos perdidos en el mundo de la ilusión.

A pesar de nuestra condición, el alma empoderada existe dentro de nosotros mismos. Es nuestra verdadera naturaleza, y para recuperarla, para que podamos aprovechar sus dones que enriquecerán nuestras vidas, necesitamos desarrollar nuestra práctica de meditación.

El efecto acumulativo en la meditación

Paciencia   Sin embargo, no podemos esperar lograr nuestro objetivo en un abrir y cerrar de ojos. Por ejemplo, cuando nuestras casas, caminos y parques necesitan reparaciones, generalmente esperamos el clima cálido y seco. Una vez que comenzamos, nos damos cuenta de que, a pesar de nuestros esfuerzos, la renovación no se realizará de la noche a la mañana. Toma tiempo. En última instancia, día a día, con concentración y esfuerzo, nuestro proyecto avanza hacia su finalización. Lo mismo puede decirse de la meditación. El efecto acumulativo de nuestros esfuerzos diarios nos ayuda a alcanzar nuestros objetivos espirituales.

Minutos por incrementos de minutos

Estados de conciencia más profundos   Cuando meditamos, estos esfuerzos diarios deberían llevarnos a estados más profundos de conciencia. Si hoy meditamos por media hora, sentémonos por treinta y un minutos mañana. Si podemos aumentar nuestro tiempo en la meditación minuto a minuto, entonces, a su debido tiempo, podremos sentarnos durante el diez por ciento de nuestro día, lo que equivale a aproximadamente dos horas y media. Una vez que podamos sentarnos por más de dos horas, eventualmente podemos aumentar ese tiempo para meditar por tres horas. Si estamos entusiasmados con los beneficios de nuestra práctica de meditación, desde allí es posible que deseamos desarrollar aún más nuestra práctica, de modo que podamos sentarnos durante cuatro horas y luego cinco horas.

Recapacitando nuestra atención

Practica diaria  Muchas personas aprenden a meditar, pero no lo practican hasta el punto de perfeccionar su capacidad para atraer su atención. Para ello, la meditación debe ser practicada diariamente. Al principio, no es fácil volver a entrenar nuestra atención al enfocarnos en lo externo a enfocarnos en el interior porque nuestro hábito ha sido concentrarnos en el mundo que nos rodea. Sin embargo, tenemos que sentarnos con una mente quieta. Necesitamos cerrar nuestros ojos y mantener nuestra mirada interna enfocada en lo que aparece en el campo frente a nosotros. Esto significa una atención inquebrantable sin pensamientos intermedios. Si mantenemos nuestra mente inmóvil, comenzaremos a ver los tesoros gloriosos que nos esperan en nuestro interior.

Es importante darse cuenta de que no podemos esperar alcanzar nuestras metas de meditación de una vez. Más bien, avancemos lenta y constantemente. Esta es la misma estrategia que usamos cuando nos enfrentamos a una carga pesada. Cuando algo es demasiado pesado para levantarlo, por ejemplo, a menudo lo dividimos en partes más pequeñas. De esta manera, somos capaces de tener éxito. Al tomar pasos metódicos, nosotros también, eventualmente, perfeccionaremos la práctica de la meditación y nos moveremos hacia la iluminación espiritual.

Cosechar los beneficios de la práctica

Alcanzando nuestras metas  Es posible llevar una vida equilibrada, donde pasamos tiempo en meditación diaria mientras criamos una familia, tenemos un trabajo y realizamos un servicio desinteresado. Al hacerlo, comenzamos a cosechar los beneficios de nuestra práctica, lo que se traduce en una mayor concentración, así como en una mayor calma y bienestar. Entonces, aumentemos el tiempo que nos sentamos en meditación cada día y avancemos hacia nuestros objetivos espirituales.

A medida que nuestra concentración se profundiza, comenzaremos a descubrir nuestro propio potencial. Experimentaremos una profunda transformación que enriquece todas las áreas de nuestra vida, desde las relaciones personales hasta la salud física, mental y emocional, nuestro crecimiento espiritual y el logro de los objetivos de nuestra vida. Esta transformación trae paz y alegría a nuestras vidas y contribuye a un mundo pacífico y amoroso.