El mundo llena nuestro cerebro y los sentidos con un flujo continuo de información. Los mensajes del entorno que nos rodea fluyen al cerebro, donde se procesan. La competencia permanente del mundo atrae nuestra atención. ¿Qué hacer para encontrar la paz?

¿Qué sucede cuando la información que recibimos cada día está llena de cosas predominantemente perturbadoras, que nos intranquilizan u ocasionan estados de temor?

La buena noticia es que podemos elegir dónde enfocarnos. Podemos decidir si enfocarnos en lo que es negativo o lo que es positivo. Tenemos libre albedrío para determinar qué información queremos que inunde nuestro ser.

Un lugar de calma dentro de nosotros

Una solución es la de llenarnos con la paz que ya está dentro de nosotros. Dentro de nosotros tenemos todo el tiempo un lugar de calma. Un lugar libre de los problemas y conflictos del mundo exterior. Es como un océano de tranquilidad que yace en la quietud interior. Podemos sumergirnos cuando queramos en esas aguas sanadoras a través de la meditación.

La meditación nos da tiempo cada día para apartar nuestra atención de los problemas del mundo y nadar un rato en un océano de paz. Entonces experimentamos momentos de bienaventuranza, alegría y felicidad.

Acceder a la paz interior a través de la meditación

Mientras podemos balancear nuestras vidas al tiempo que somos conscientes de lo que sucede en el mundo, e incluso hacer lo mejor de nuestra parte para que sea un lugar mejor, también podemos acceder a la paz interior en nosotros por medio de la meditación. De ese modo podemos inundar nuestro ser con felicidad y alegría.

Cuando encontramos nuestra propia tranquilidad interior, podemos ser una fuente de calma que se irradia a los demás para hacer que el mundo sea más pacífico.